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En busca del foco en un mundo lleno de distracciones

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Alberto Sola · 5/1/2024 · 3 min

Como cada vez hay más distracciones, así como tantas cosas por hacer, estoy empezando a utilizar diferentes técnicas para tener más foco y progresar en mis objetivos. Una de las herramientas que más me ayuda es el pomodoro, ya que es muy fácil distraerse o procrastinar en lugar de hacer tu tarea.

No siempre tenemos el mismo nivel de concentración, motivación o energía. Esto es una realidad con la que tenemos que convivir y además, tu cerebro, siempre va a querer que no hagas nada. Y ojo, es necesario saber parar y descansar. En los días que más me cuesta ponerme, he descubierto que hay muchos pequeños trucos que te pueden ayudar a ponerte a trabajar en tu objetivo y ser disciplinado. Todo son hábitos al final.

Uno de estos trucos es simplemente empezar, dándote dos o tres minutos para terminar el descanso y comenzar a trabajar por al menos cinco minutos. Al final son trucos que simplemente te ayudan a no ponerte excusas, ya sea deporte o trabajo. Al igual que comenzar las mañanas o las tardes con las tareas más difíciles o que más te cuestan.

Una vez que te pones a trabajar, puede ocurrir no saber qué quieres hacer, o que quieras realizar tareas muy complejas que te impidan comenzar. Lo primero es preguntarte ¿qué quieres hacer? Ponte un objetivo y divídelo en partes. De estas tareas habrá algunas más grandes y otras más pequeñas. Las que sean más grandes, vuelve a dividirlas si se puede.

Una vez que tengas todas las tareas, traza un plan. Aunque no sea el plan perfecto, traza un plan con lo que sabes. Conforme pase el tiempo, podrás hacer ajustes al plan conforme mejores y tengas más experiencia.

¿Dónde entra la magia del pomodoro? Ahora que ya tienes tu plan, lo más difícil es mantenerse en el plan. Como los resultados llegan con tiempo (paciencia) y trabajo (constancia), no queda más remedio que hacer pequeñas cosas todos los días para recorrer tu propio camino. Aquí es donde la técnica del pomodoro me ayuda: evita que piense de más, que caiga en parálisis por análisis o que me distraiga con cualquier cosa. Simplemente me obliga a elegir una de las tareas y ponerme con ella. Además intento tener lo más que puedo en el tiempo, de forma que simplifico cuanto puedo para tener más progreso.

En resumen, la técnica del pomodoro me ayuda a coger una tarea, ponerle un límite de tiempo y encontrar la solución más simple. Posiblemente no sea la mejor solución y habrá cosas que mejorar, pero ya he avanzado que es lo importante. Y al final, poco progreso siempre es mejor que no progresar.

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