Una de mis frases favoritas en informática es "divide y vencerás". Este principio consiste en descomponer un problema complejo en partes más simples hasta que su resolución sea obvia. Aunque parece intuitivo es muy fácil que se te olvide, y sin embargo, es muy útil para superar muchos obstáculos en tu día a día.
Aplicar esa técnica me ayuda en diferentes áreas, por ejemplo: me permite concentrarte en un problema a la vez evitando la multitarea, me aporta pequeñas victorias que me hacen sentir el progreso y, en mi caso, ayuda a combatir el perfeccionismo.
En algorítmica, es la base de muchos algoritmos eficientes como quicksort, que ordena datos de un array dividiendo el problema en subproblemas más pequeños. Pero esa técnica va más allá de la programación: me resulta útil para gestionar proyectos, aprender algo nuevo o trabajar en cualquier tarea.
Por ejemplo, lo he estado utilizando recientemente para mejorar la definición de tareas muy amplias o ambiguas en tareas pequeñas y concretas.
Cuando el camino parece ser demasiado complicado... ¿qué tal si pruebas a dividirlo en pasos pequeños? Quizás la solución está más cerca de lo que piensas.